Participar en la preparación de la comida, llenar su vaso de agua, hacerse cargo de su plato o pasar un trapo a la mesa son responsabilidades que hacen de la convivencia algo gratificante para los pequeños de la casa. “Este aprendizaje no se producirá si nos dejamos llevar por pensamientos como “todavía es pequeño, ya aprenderá cuando crezca, yo lo hago antes, con lo cansado que está…” Esta es una de las reflexiones más interesantes de “Mi hijo no come”, manual donde Rocío Ramos-Paúl (“Supernanny”) y Luis Torres nos explican cómo el hábito de la alimentación permite desarrollar la autonomía de nuestros hij@s y crea un ambiente positivo alrededor de la comida.
¿Qué habilidades concretas se van a beneficiar? A los más pequeños les servirá para desarrollar su psicomotricidad (pinza para coger el plato, prensión para utilizar los cubiertos,…) relacionada con la futura escritura, y la masticación entrena los músculos que le servirán para hablar. A partir de los dos años, estar sentados alrededor de una mesa durante 20 minutos tres veces al día también fomentará su atención.
Cuatro “mandamientos” para la hora de comer
- Hablamos de lo que nos ha ocurrido durante el día, procurando que aprendan a guardar turnos, que escuchen e intercambien información para saber de los demás. ¡Aprovecha esta ocasión para ser un modelo de cómo conversar! La televisión o cualquier otro entretenimiento no están invitados 😉
- Cumplimos un horario fijo de comidas, lo cual favorece que aprendan el binomio “hambre-saciedad”, sólo posible si llegan a la hora de la comida con apetito (muchos adultos afirman “parece que nunca tiene hambre”, sin caer en la cuenta de que le permiten picar entre horas “con tal de que coma”).
- Mantenemos los modales: una postura correcta, coger los cubiertos “como los mayores”, saber servirse, no acercar la boca al plato… deben darse primero en casa para que sepan cómo hacerlo cuando salgamos a comer fuera o coman con otras personas en el futuro (además nos ahorramos el “no te levantes”, “no digas qué asco”, “no tires bolitas de pan”, etc.) Dentro de estos modales está esperar a que todos hayan terminado de comer para levantarnos, ¡una buena forma de entrenar su paciencia!
- Todos comemos lo mismo. Pasada la etapa de los purés y cuando ya toman sólidos, el menú puede ajustarse a todos y mantenerlo es la mejor estrategia para vencer sus “manías” y no dar lugar a la manipulación (Ej., “si lo fríes me lo como”, “yo no como de eso”, “con patatas me lo como antes”).
Este hábito es una oportunidad para mejorar la vida en familia y dar independencia a vuestros hij@s. Si las dificultades con la comida son todavía las protagonistas en casa, estáis a tiempo de darle la vuelta 😉
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