¿Serías capaz de despertarte en mitad de la madrugada, cada noche y sin despertador, para ver tu programa favorito de televisión o comerte el postre que más te gusta? Tu hijo también :p
El insomnio infantil puede definirse como la dificultad para conciliar el sueño y/o la existencia de múltiples despertares a lo largo de la noche. Descartada una causa médica, puede explicarse por todos los “eventos” que tienen lugar mientras el niño/a está despierto cuando, por su edad y circunstancias, debería estar dormido 🙂
Entre esos eventos destacan los siguientes, que tienen en común ser situaciones agradables y deseadas por el niño/a, el cual se despertará para recibirlos, o al menos, demandarlos:
- Tomar el pecho. Son muchas las consultas que nos llegan de madres que observan que su bebé, pasado el año de vida, sigue despertándose durante la noche en varias ocasiones para tomar el pecho o solo tener contacto con él. Esto puede deberse en parte a la necesidad de alimentarse del niño, aunque llegada una edad será resultado de haber adquirido la costumbre de despertarse, costumbre que será necesario manejar.
- Recibir ayudas por parte de un adulto. Cuando el niño/a se despierta, a menudo demanda atención y ayuda para llevar a cabo una necesidad en concreto (agua, pipí,…). En estos casos, hasta el momento en que pueda llevarla a cabo sin nuestra ayuda, se recomienda limitarnos a dar esa ayuda concreta sin añadir otro tipo de ayudas. Nos referimos a los casos en que el niño/a se despierta y pasa a la cama de los padres o bien un adulto lo acompaña para dormir a partir de ese momento. Nuestra compañía y conversación, elementos generalmente agradables para nuestros hijos, hacen más probables los despertares las siguientes noches y las dificultades para conciliar de nuevo el sueño solos.
- Iniciar el juego o ver la televisión. En algunos casos, los padres y madres, deseosos de que su hijo/a se duerma, ponen en marcha todo tipo de ayudas para intentar conseguirlo. Junto a las ayudas citadas arriba (llevarlos a nuestra cama, dormir con ellos,…) en ocasiones se utilizan los juegos (incluidas las “maquinitas”) o la televisión para intentar que el niño/a concilie de nuevo el sueño. Sin embargo, recibir algo tan atractivo en mitad de la noche hace más probable que se despierten y encuentren dificultad para volver a dormir de nuevo. Si esta situación no se maneja, podríamos encontrar períodos de tiempo en vela cada vez más largos y un mayor número de despertares cada noche 🙁
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