La mayoría de las técnicas para hacer de padre, madre o educador no son nuevas. Un ejemplo es esta técnica, conocida también como poner cara a la pared o fuera de juego, que en términos prácticos significa apartar al niño de una actividad o situación para que no pueda tomar parte en ella ni recibir elogios y atención tras un mal comportamiento. Para que sea eficaz, ¡no olvidéis ninguno de los siguientes pasos!
Elegir cuidadosamente el rincón o dónde vamos a colocar la silla de pensar
La “esencia” de esta técnica es que el niño deje de disfrutar de aquello que tenía, ya sea nuestra atención, un juguete, un momento de ocio con los hermanos,… por lo tanto, el sitio donde va a cumplir el castigo tiene que ser aburrido (no oscuro, cruel o tenebroso), preferiblemente uno por donde no pase nadie ni escuche conversaciones o la televisión. Puede servir cualquier sitio de la casa que no sea interesante: un rincón, su habitación si se queda sentado en la cama, ¡o justo el que él no elegiría en ese momento!
Explicarle al niño las reglas de estar en el rincón
Antes de utilizar esta técnica, debemos explicarle que la próxima vez que un determinado comportamiento se dé (incluido no obedecer órdenes) irá al rincón. Lo importante es que esta consecuencia se utilice siempre que se dé el comportamiento, y cuando éste haya desaparecido, se utilice con otro, para que no pierda eficacia ni la niña confunda el motivo por el que va.
Asignar un tiempo máximo para el rincón según la edad del niño
Para que cumpla su función, esta consecuencia no debe durar mucho tiempo. Vamos a fijar tantos minutos como años tenga el niño, lo justo para que se aburra, quiera volver a la actividad anterior y deje de hacer lo que consideramos inadecuado. De esta forma evitamos que su imaginación lo lleve a lugares más interesantes 😉
Añadir minutos si hay resistencia
Si presenta resistencia a cumplir el tiempo establecido o tenemos dificultades para hacer que permanezca en la silla, añadimos un minuto más al tiempo por cada intento de “fuga”. Vigilamos si es necesario y, si se va sin permiso, lo llevamos de vuelta y avisamos de que tendrá que cumplir un minuto más. Vamos a intentar no añadir más de tres minutos, reteniéndolo si es necesario, sin hacerle daño pero con firmeza (Ejemplo, con nuestras manos sobre sus hombros).
Añadir consecuencias de apoyo para la resistencia excesiva
Se refiere a la pérdida de algo adicional si no cumple el tiempo, como puede ser un juguete o privilegio durante algunos días. También debemos informarle previamente de esta consecuencia, y no dejar de cumplirla llegado el caso.
Utilizar el reloj de cocina
Para controlar los minutos que pasan pueden utilizarse este tipo de relojes, de forma que cuando suene el timbre podrá regresar a donde estaba. Si ha pasado el tiempo pero sigue quejándose o se muestra irritable, vamos a esperar a que su actitud cambie para dejarle volver.
No permitir que la técnica se convierta en una forma de evitar responsabilidades
MUY IMPORTANTE: Cuando haya cumplido el tiempo, si el motivo del castigo fue la desobediencia, la niña debe hacer lo que le habíamos pedido. Cuando coopere vamos a elogiarla y a reconocer su esfuerzo, aunque reservando parte de nuestra efusividad para cuando cumpla a la primera o por iniciativa propia 🙂
Fuente: “Portarse bien” S. Garber (Ed. Medici, 2007)
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