La muerte de alguien cercano es una de las vivencias más complicadas de afrontar para un ser humano, bien se produzca tras un proceso de enfermedad o de forma precipitada por otras causas. A continuación os dejamos algunas recomendaciones sobre la mejor forma de que un niño conozca la noticia sin alterar sus rutinas.
Qué hacer:
- Planificar el contexto. Se aconseja tener previsto dónde le vamos a dar la noticia, en qué momento del día, y preferiblemente en presencia de un familiar o amigo que no esté directamente afectado por la pérdida y pueda prestarnos su apoyo, tanto a los adultos como a los niños. Ese día debemos estar disponibles al 100% y elegir diferentes actividades para hacer después.
- La explicación tiene que ser suficientemente clara para no dar lugar a una conversación llena de preguntas que quizás en ese momento no queremos o no sabemos responder. En todo caso nuestra respuesta será siempre la misma. Ejemplo: “El abuelo no va a estar con nosotros porque ha muerto debido a su edad”. Si añadimos la causa del fallecimiento ésta debe ser comprensible para ellos. Así, cuando la muerte se debe a un suicidio, se recomienda esperar a que cumplan al menos los 12 años para darles a conocer los motivos que pueden llevar a tal decisión. En todo caso, pueden aprender que la vida tiene una serie de etapas y llegado un momento termina, utilizando los animales o las plantas como ejemplo. También se puede utilizar un cuento o narración sencilla que puedan recordar. Aquí encontráis una recopilación de libros que tratan sobre el tema en distintas situaciones.
- Para evitar que se preocupen porque mamá u otro ser querido deje también de estar, podemos indicarles que eso no va a ocurrir ahora. Papá o mamá va a seguir levantándolos por la mañana, cuidándolos durante el día, compartiendo su ocio y ayudándoles con las tareas,…
- Expectativas. Que comprendan o no lo que supone que una persona haya fallecido va a depender de sus experiencias previas. De todas formas, durante la infancia no se utilizan los mismos conceptos que cuando somos adultos (“duelo”, “sentimiento de pérdida”, “sensación de soledad”,…) La única forma de “hacerles ver” que esa persona no estará presente es experimentando el día a día.
- Es muy importante que continúen haciendo actividades propias de su edad: jugar, ver dibujos animados, hacer amigos, adquirir hábitos de autonomía, aprender a leer… sin que su vida gire en torno a esta nueva circunstancia. Sí es un buen motivo para enseñarles a expresar sus emociones, a las cuales pueden dedicarse momentos muy concretos, evitando que se conviertan en el centro de toda nuestra atención 😉
Qué no hacer:
- Decirles que mamá se ha ido de viaje puede hacer que esperen su regreso. Otras explicaciones habituales, como que se ha quedado dormida, pueden hacer que se fomente el miedo a situaciones de la vida diaria.
- No permitimos que el mal comportamiento se generalice ni se convierta en “vía de escape”. Por el contrario, ¡debemos planificar consecuencias que fomenten el buen comportamiento!
- Si nos escondemos a llorar, pensarán que es algo malo y harán lo mismo. Es preferible decirles que nos sentimos tristes porque nos acordamos de la persona que ya no está. Dado que van a copiar nuestras reacciones, se aconseja que las mismas no impliquen violencia en ninguna de sus formas (gritos, reprobaciones, auto-castigos…)
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