Los celos pueden entenderse como una reacción excesiva ante la pérdida de determinados reforzadores como son la atención y el reconocimiento en forma de elogios o actividades agradables que alguien nos proporciona, por el hecho de haber otra persona con la que se “compite”. Generalmente las reacciones se tienen con el cuidador principal, el nuevo hermano/a o la nueva pareja de papá/mamá, e incluyen pegar, morder, hablar a gritos, dar golpes o insultar.
Para los insultos y las quejas del tipo “Lo quieres a él más que a mi” te recomendamos anotar los minutos que presenta estos comportamientos a diario, llevar a cabo la técnica descrita aquí y observar si ese tiempo disminuye. Para prevenir o disminuir el resto de reacciones:
- En cualquier situación. Puedes conseguir que la competición de la que hablábamos no llegue a producirse reconociendo y elogiando las habilidades y colaboración que demuestra cada niño o niña por pequeña que sea, aunque no lo haga con la misma calidad o rapidez que tú lo harías. Más adelante podrás pedir que lo haga mejor o en menos tiempo 😉 Aquí tenéis algunos ejemplos de elogio.
- Tras el nacimiento de un hermano/a. Pide su colaboración en los cuidados aprovechando para agradecer y elogiar su ayuda, conviértelo en un superhéroe/superheroína y, si te pide que le dediques tiempo y estás ocupado en esos momentos, explícale que cuando termines lo que estás haciendo hablarás con ella ¡y cúmplelo!
Las reacciones en forma de mal comportamiento también deben tener consecuencias ajustadas, incluyendo asignar alguna tarea extra o retirar determinados privilegios ese día como no ver la televisión o ir antes a dormir.
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